Impasible al frío o al calor, en invierno o en
verano, Dionisio Gutiérrez ocupaba las esquinas, siempre con el mismo
atuendo:”lo que quita frío, quita calor”, como él decía, mientras se
dedicaba a vender los “frutos del tiempo”: almendras, albejacas, moras y
algún que otro cigarrillo.
Dionisio, con su eterna presencia y
en su sencillez era una de esas personas que animan las calles de los
pueblos, pues todo el que pasaba cruzaba algunas palabras con él. Era
uno de esos personajes que, cuando se van, dejan un enorme vacío.
Dionisio, sin grandes pretensiones, seguramente fue feliz. ¡Se necesita tan poco para serlo!
L. M. B.
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