"La mayor tragedia de este siglo es la extinción de la cultura campesina, cultura milenaria e indefensa porque no está registrada en libros, sino en manos de la memoria y la transmisión oral"
Luis Landero

domingo, 28 de enero de 2018

APAÑANDO ACEITUNAS

                                  Tiempo de aceitunas

 




   Se sabe que fueron muchos los miles de olivos que hubo en el término municipal. Varios concentrados en torno al casco urbano, en los huertos y ejidos. Había algunos olivares aislados y olivos sueltos.  Un lugar donde abundaban los olivos era en la Dehesa. Pero una gran parte de estos, situados en los riberos del Tajo, fueron anegados por las aguas…



   Las aceitunas de cogían como siempre. Se vareaban con las varas y se apañaban con la mano. No había la más mínima tecnología. Esto hacía que el olivar no fuera muy rentable.
Apañar aceitunas era un trabajo muy poco reconfortante en todos los sentidos.

 
  No requería mucho esfuerzo físico, pero el frío era un enemigo difícil de superar. En las mañanas invernales con la helada, tanto fuese por la hierba o por el sembrado, los dedos se quedaban engarrotados.
 A medida que se recogían la aceituna, se llevaba cada día a los molinos locales. De depositaban en las trojes. Había muchas y estaban numeradas.  Años después, cuando estos molinos dejaron de trabajar, se llevaba al almacén de algún comprador que la exportaba fuera a almazaras más modernas. Uno de ellos estaba situado en la Av. de la soledad, 16. Otro en la C/ San Francisco, 20. Estos dejaron de trabajar a finales de los 40. El tercero estaba en la calleja del Cuartel. Cesó su actividad allá por el año 1952.


    Las olivas suponían un pequeño complemento en la dieta garrovillana.  Era habitual que en las familias se rajaran unos kilos y se endulzaran en una olla. También se adobaban 






    A finales de los 50 o principios de los 60, no puedo precisarlo bien, David Montero montó una almazara más moderna en la Avenida de Colón junto al Cine de Verano. Pero duró poco.
 Según alguno mayores, la cosecha local de aceite en aquellos años era variable, pero podía oscilar entre las 25 y 50 toneladas, para lo cual se necesitaban como mínimo entre 120 y 220 toneladas de aceitunas. O sea, un rendimiento entre el 22 y el 23 %

Extracto del libro: GARROVILLAS DE ALCONÉTAR 1940-1960. Teófilo Domínguez Declara