"La mayor tragedia de este siglo es la extinción de la cultura campesina, cultura milenaria e indefensa porque no está registrada en libros, sino en manos de la memoria y la transmisión oral"
Luis Landero

viernes, 27 de septiembre de 2013

"LOS AGUAORES"




  

   Los “aguaores” era un oficio indispensable en aquellos años; aunque muchas casas disponían de pozos, este agua (llamada “de gastar”) la mayoría de la veces no era apta para el consumo humano, siendo necesario traerla de manantíos o pozos cuya calidad de agua era garantizada. Con el tiempo se pasó de repartir el agua en bestias a repartirla en cubas  en un tractor, hasta que ya en los años setenta se instaló la red de agua potable, quedando este oficio relegado al olvido y sólo recordado por los motes (“aguaor, aguaora”) que aún perviven en el pueblo.

domingo, 22 de septiembre de 2013

IX MUESTRA ETNOGRÁFICA EN VIVO



   Una vez más se desarrolló la Muestra Etnográfica en Vivo, coincidiendo con la Feria de San Mateo, muy importante en aquellos años como feria ganadera, para la compra de enseres y esparcimiento en las atracciones y espectáculos de la época.
   Ya vamos por la IX edición, siendo como en años anteriores un éxito a juzgar por los expositores que nos han visitado, la afluencia de público y las imágenes difundidas en la red. Por ello queremos agradecer  a los figurantes, colaboradores y organizadores su labor desinteresada sin la cual no sería posible este tipo de eventos.
FOTOS MUESTRA ETNOGRÁFICA

sábado, 14 de septiembre de 2013

LA FERIA



     La feria era la fiesta que más gente concentraba en Garrovillas, Venían personas de todos los lugares de la provincia y allende la misma, siendo los pueblos cercanso los que más gente aportaban.
   El comienzo oficial era el día de San Mateo, 21 de septiembre. Duraba tres días. Antes de la guerra duraba hasta cuatro. Era una feria eminentemente ganadera, como correspondía a la época, en la que se compraban y vendían toda clase de ganado: cerdos, ovejas, cabras, vacas, mulos, caballos, asnos, etc.
   Nuestra Plaza era el epicentro en torno al cual giraba la feria, como lo había sido el mes anterior con los toros. En ella se asentaban las atracciones propias de la época, no eran tan sofisticadas y voluminosas como las de hoy. Solían ser voladoras, columpios, noria, caballitos y a veces el tren de la bruja.
   De todas las fiestas locales, la feria era la que más agradaba a la infancia. No siempre los niños disponían de la perra gorda, la peseta o el duro, depende del año, que costaba el viaje.
Por las tardes, la Plaza se ponía de bote en bote de garrovillanos y forasteros, que se acercaban a ella para pasear y disfrutar del ambiente festivo. Otro de los alicientes de animación eran los altavoces de las atracciones que cantaban las canciones de moda en cada momento.

   La Avenida de la Soledad, que aún era calleja, se ponía tan llena de gente que era literalmente imposible dar un  paseo desde la Plaza hasta la Soledad.
   A raíz de la guerra la feria decayó mucho, se volvió a recuperar tras los primeros años. Pero ya no fue igual.
Extracto del libro Garrovillas de Alconétar 1940-1960 de Teófilo Domínguez.