"La mayor tragedia de este siglo es la extinción de la cultura campesina, cultura milenaria e indefensa porque no está registrada en libros, sino en manos de la memoria y la transmisión oral"
Luis Landero

martes, 27 de agosto de 2013

PIEZA DEL MES



PIEZA DEL MES
 EQUIPO DE REVELADO DE FOTOGRAFÍA

   Este equipo ha sido compuesto gracias a las donaciones hechas por Julio Saavedra Gutiérrez, Federico Trullás Figueras y Norberto Díez González. Agradecemos asimismo la información aportada por Wifredo López Vecino.
   Antes de la fotografía digital, la que ahora hacemos con una pequeña máquina, o con el teléfono móvil y que podemos ver en un instante, la fotografía requería un largo y minucioso proceso. Los dispositivos que aquí se muestran son los correspondientes a un laboratorio de aficionado para revelado de fotografías, normalmente en blanco y negro, ya que las fotos en color se enviaban a laboratorios especializados. En uno u otro caso el proceso era muy similar.
   Se adquiría un “carrete” (1) en blanco y negro (que solían ser de 36 fotos) se cargaba la cámara y se comenzaba a disparar, sin que se pudiera ver la foto que acabábamos de hacer. El carrete era un rollo de celuloide impregnado de una sustancia que se oscurecía con la luz. La máquina de fotos mantenía a oscuras el carrete, hasta que se abría el diagrama durante un tiempo determinado. Cuanto más oscuro estuviera el objeto a fotografiar, mayor debería ser la abertura del diafragma y deberíamos mantenerlo abierto durante más tiempo (en la mayoría de los casos centésimas de segundo). En cada foto, la luz reflejada por los objetos claros oscurecían más la película y, por el contrario los objetos oscuros reflejaban menos luz y la película permanecía más clara. Por eso se llamaba negativo,

Una vez disparadas las 36 fotos, el aficionado se metía en un cuarto totalmente oscuro y a tientas sacaba el rollo de celuloide del carrete y lo introducía por las ranuras del tanque para revelado de negativos (2). Se trata de un recipiente con una tapa especial que una vez cerrada, permite el llenado y vaciado de líquidos sin que en su interior entre la luz. 
Se cerraba el tanque y se introducía un líquido revelador (6), que mantendríamos en su interior durante un tiempo controlado con el reloj temporizador (3) y a una temperatura determinada; después se vaciaba, se llenaba con agua para eliminar sobrantes, se volvía a vaciar y a llenar, esta vez con un líquido fijador (6) y finalmente se volvía a lavar. Después se colgaba a secar, sujeto por una pinza.
   El negativo estaba revelado; ya se podía dar la luz y comprobar el aspecto de nuestro trabajo. Si las imágenes eran nítidas cabía esperar un buen resultado final, de lo contrario se habrían perdido 36 ilusiones.
   Actualmente las fotos están en un archivo, y para tenerlas en un papel y enmarcarlas, es necesario imprimirlas. En la fotografía “clásica” había que proyectar la imagen contenida en el negativo sobre un papel especial que estaba impregnado de una capa que se oscurecía con la luz: Cuanto más luz recibiera más oscuro se pondría. Así las zonas más oscuras del negativo (que correspondían a los objetos reales más claros) quedarían menos iluminadas en el papel y se oscurecerían menos, devolviendo así a la imagen su contraste real. La imagen  quedaba “positivada”. 

   Este proceso solo se podía hacer con la luz que daba una lámpara roja (9).
Se elegía la foto a positivar, y se introducía en el portanegativos de la ampliadora (4). Se proyectaba la imagen sobre la recuadradora (5), y se enfocaba desplazando  la ampliadora hacia arriba o hacia abajo y girando su   objetivo. De nuevo era como hacer otra foto, esta vez sobre el papel, porque como al principio, había que calcular la abertura del diafragma del objetivo y el tiempo de exposición. Del buen ojo del fotógrafo y de su experiencia, dependía que el resultado se consiguiera con mínimos intentos. Se sacaba el papel fotográfico (8) del sobre o de la caja donde se guardaban envueltos en papel negro para evitar la luz y se colocaba en la recuadradora y sobre él se proyectaba el negativo. 
   Ahora había que hacer otro proceso de revelado-lavado-fijado-lavado, similar al que se hizo con el negativo. Para ello había que utilizar cubetas, pinzas, probetas y termómetros (7).En cada cubeta había un líquido diferente y el orden era fundamental para evitar confusiones y perder todo el trabajo.
   Después de lavada la foto se ponía a secar en la esmaltadora-secadora (10), que dispone de una  plancha de metal pulido, sobre la que se ponían, boca a abajo, las fotos que se quería que tuvieran brillo.
   Finalmente los negativos se cortaban en tiras de unos 20 centímetros y se guardaban en sobres-porta-negativos (11) donde permanecían protegidos.   







jueves, 8 de agosto de 2013

POZOS



La sequía es una constante en nuestra zona, por eso fue tan importante disponer de reservas de agua, bien charcas, pozos o fuentes. Muchas casas de Garrovillas disponen de pozos (algunos de ellos compartidos con otra casa, pozo medianero) que eran esenciales para sus moradores pues no tenían que acarrear agua de algún pozo  o fuente más o menos lejanos. Abrir el grifo y disponer de agua es algo que muchos no hemos conocido cuando éramos pequeños. En Garrovillas disponemos de gran cantidad de pozos o fuentes que son comunales (públicos), esto en tiempos pasados fue de suma importancia disponer de este recurso acuífero y no estuvo exento de litigios, pues algunos de ellos, aunque públicos, se encontraban en fincas privadas.
 No hay que olvidar la gran cantidad de pozos que hay en los tapados y cercados que circundan el casco urbano, muchos de ellos en lamentable estado de conservación. Compartimos el enlace que nos envía José María Martín Vecino sobre los pozos públicos enGarrovillas.

Algunos pozos de nuestro pueblo: