El Pericucho del rollo, lugar emblemático donde hemos pasado buenos momentos charlando con los amigos, fumando algún que otro cigarro, sentados en su peana. Hace años cuando no existía el colegio y nada impedía el flujo de las corrientes de aire en las soporíferas noches de verano, era uno de los mejores lugares para tomar el fresco. Cuántas conversaciones habrá escuchado y habrá sido testigo de algún que otro furtivo beso en aquellos años tan puritanos.
El significado de nuestro Pericucho, sería el siguiente: “Un rollo es una columna de piedra, ordinariamente rematada por una cruz o una bola. Representaba la categoría administrativa del lugar, levantándose sólo en los villazgos que tenían plena jurisdicción, indicando el régimen al que estaba sometido: señorío real, concejil, eclesiástico o monástico. Además marcaba el límite territorial y, en ciertos casos, era un monumento conmemorativo de la concesión del villazgo. Compartían con las picotas las funciones de ajusticiamientos. Estos ajusticiamientos fueron suspendidos por decreto de las Cortes de Cádiz en1812. Los hay en aquellos pueblos de Castilla que tenían alcalde y, por lo tanto, jurisdicción para juzgar y condenar a muerte. Servía además para castigar y pagar las penas menores de los delincuentes comunes, que tras ser azotados, eran expuestos a pública vergüenza.”
Hoy afortunadamente que vivimos tiempos más humanizados, aún permanece erguido, vestigio de otro tiempo, salvado de la vorágine de la piqueta destructora de tanto patrimonio, sólo molestado por grafiteros que no respetan su blanco encalado.