La zona del Arroyo Guadancil, el cerro Garrote, la desembocadura del
Almonte, así como las márgenes del Tajo, fueron asentamientos humanos desde la
Prehistoria. Prueba de ello son los múltiples hallazgos arqueológicos
encontrados en la zona de Alconétar. Cabe destacar el Ídolo de Alconétar,
hallado en el Arroyo Guadancil, hoy en el Museo Arqueológico de Cáceres. La
espada de Alconétar, hallada en 1931 en el fondo del Tajo, depositada en el
Museo Arqueológico Nacional. Así como muchos objetos menores encontrados en los
dólmenes del Guadancil. No olvidemos que más tarde pasó por allí la calzada
romana que unía Astorga con Mérida, la construcción del puente para salvar el
Tajo; siglos más tarde se erigió el Castillo, cuyos restos son la Torre de
Floripes. También hay que destacar unos kilómetros más allá (en dirección al
Casar de Cáceres, en el término municipal de Garrovillas) los miliarios romanos
almacenados justo al lado de la Ruta de la Plata.


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